MOROGORO

Realmente ninguno de estos dos lugares fueron un destino en nuestro viaje, pero sí que fueron zonas de paso o lugar de descanso mientras intentábamos llegar a el Parque Nacional de Ruaha; el 7 de julio pasamos la noche en Morogoro camino de Iringa, y el 13 de julio cambiamos de autobús cuando veníamos de Mang´ula para llegar a Dodoma; sin embargo, los Montes Uluguru, nos acompañaron todo el día 7 de julio, cuando cruzábamos todo el Coto Selous, desde Mkola a Kisati, una selva tropical, repleta de poblados, caminos empinados y estampas difícilmente olvidables.
El 7 de julio comenzaría a las 7.00 de la mañana con un excelente desayuno en “Monkey Camp”, viendo al fondo el río Rufiji y tomándonos más de una hora para comentar las sensaciones vividas el día anterior, ninguno de nosotros nos imaginábamos los que nos espera por delante, más tarde el guía, Amos, nos comentaba que es el trayecto de “carretera” que menos le gusta cuando hace Selous y Ruaha.
Para nosotros fue impactante, sin duda cruzar Selous, donde de nuevo ves a grupos de antílopes, gacelas, impalas, ñus, no te deja de sorprender, el búfalo se resistió, no lo vimos en Selous, pero contemplar estas reservas de animales viviendo en libertad y sobre todo, si es la primera vez, no te agota lo más mínimo, ahora los golpes del coche contra tu cuerpo por los múltiples baches llegan a ser todo un calvario.
De nuevo estábamos en el Vitara, enseñamos el permiso para acceder al Coto en la puerta de Kisati, y de ahí al poblado, unos 30 km., el poblado tiene 100.00 habitantes, una calle larga, donde te cuesta diferenciar que son bares, lugares para comer o talleres de bicicletas o de motos, cualquier choza o caseta con techo de hojalata puede ser cualquier establecimiento o negocio, allí nos explicaron que en cada una de las chozas pueden vivir más de veinte personas y por eso, el número de habitantes de estas localidades. Evidentemente no hay ninguna carretera asfaltada, ni nada que se le parezca, eso sí, pepsi y coca-cola han llegado a los rincones más perdidos de África, por lo que también es fácil encontrar cervezas frías allá donde vayas, es lo que hicimos nosotros al llegar a Kisati.
Al llegar a Kisati, paramos a tomar algo fresco, llevaríamos unas 3 horas de viaje y habríamos hecho no más de 60 km., sería un día duro hasta llegar a Morogoro, donde íbamos a pasar la noche de camino a Iringa con el objetivo de llegar al P.N. de Ruaha al día siguiente; una hora de charla con Amos sobre nuestro sistema político, nuestra monarquía y la estructura de nuestra sociedad y al ser las 12.00 de la mañana, decidimos comer en el camino, no sabíamos que sería difícil encontrar algún sitio donde sentarnos y tomar el picnic que había preparado Amos antes de salir del Hippo Camp en Selous.
Unas dos o tres horas en el Vitara hasta que en mitad del camino decidimos parar a tomar algo, una especie de bollo con algo de pollo frito y un dulce que al final repartimos entre los chicos que se acercaban a ver a esos “zhungus”, el nombre que cariñosamente recibimos los hombres blancos cuando llegamos a un poblado en el interior de Tanzania.
A partir de la comida llegaría el trayecto más selvático y más empinado, en Dutumi, Matombo y Msumbisi, en algunos tramos de subida, la carretera estaba asfaltada, pero los descensos eran peligrosos, en mitad del camino, quizás en Msumbisi, Amos compró unas botellas de gasolina embotellada en botellas de plástico, para llegar a Morogoro.
Mirábamos a un lado y a otro, los Montes Uluguru, nos acampanaban todo el rato, una selva tropical, con cantidad de plataneras y árboles de mango, donde de vez en cuando aparecía un choza de adobe y cañas con tejado de hojas de palma, las gallinas alrededor alimentándose de los desperdicios que se caen cuando se come un cuenco de arroz, o los niños jugando con una pelota de trapo, las mujeres limpiando la puerta de la choza, o trayendo el agua en esos enormes cubos que transportan encima de la cabeza, no dejábamos de mirar a un lado y a otro, contemplando escenas que impactan cuando se viven.
La noche se iba acercando y por fin cogimos una carretera asfaltada, justo a la entrada de Morogoro, Amos nos dejó en el Hotel y él se fue a comprar lo que íbamos a necesitar en nuestra estancia en Ruaha, se hizo tarde y a las 21.00 horas nos fuimos a cenar a un restaurante cercano al hotel, al día siguiente había que levantarse temprano para llegar a Ruaha, más de 300 km. nos esperaban por delante.
Hasta el 13 de julio no regresaríamos de nuevo a Morogoro, cuando volvíamos de Mang´ula, en principio queríamos pasar una noche, y antes de llegar a Iringa, no sabíamos si íbamos a ir al lago Tanganica, ir en tren a Mbeya o si al final cambiaríamos de planes y subiríamos por Tabora a el lago Victoria, durante nuestra estancia en Mang´ula decidimos cambiar, ya que no era seguro que pudiéramos cruzar el Tanganica en barco, eran tres días hasta llegar a Kigoma y el acceso al P.N. de Gombe era caro y difícil; al final regresamos a Morogoro, pero sólo pasamos por la estación de autobuses, un caos, a las 13.00 horas del 13 de julio llegamos a la estación, un calor infernal, los vendedores por todos lados, los chicos que intentan coger la comisión por llevarte al autobús atosigándonos por todos lados, por lo que comimos allí mismo en los múltiples "restaurantes" que hay en la estación, la primera vez que veíamos la tortilla española, la hacen con patatas alargadas y un par de huevos, a las 14.00 horas salía el autobús para Dodoma, al final fue a las 15.00 horas, esto es África y hasta que no se llenó el autobús no nos fuimos, toda una experiencia, ya que el trayecto lo compartimos con los masais, con alguna gallina y una mujer mayor que subió con un pato, sonreíamos y disfrutamos; el día comenzó a las 6.00 de la mañana en Mang´ula, y con la confusión de la hora suajili, las 12.00 son las 6.00 de la mañana (ellos comienzan a contar las horas a partir del amanecer y del atardecer, primera hora de luz, segunda hora de luz...asi hasta nuestras 18.00, y a partir de ahí, primera hora de noche, segunda hora de noche...), así que nos dijeron a las 12.00, pensamos que era a media mañana y no al amanecer, nos llamaron a la puerta de la Guest House “Peak Mountain” de Mang´ula; y llegamos a las 19.00 horas a Dodoma, toda una aventura el día del 13 de julio.